LA GACETA DE INTERECONOMIA
El PP pedirá que el Congreso investigue a Bono
La portavoz del PP en el Congreso confirmó que su formación ya ha empezado a redactar el escrito que tiene previsto registrar en los próximos días solicitando que la Comisión del Estatuto del Diputado investigue al presidente del Congreso, José Bono.
La portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, confirmó que su formación ya ha empezado a redactar el escrito que tiene previsto registrar en los próximos días solicitando que la Comisión del Estatuto del Diputado abra una investigación para aclarar si el presidente del Congreso, José Bono, ha podido hacer uso de su condición de diputado para incrementar su patrimonio, es decir, si ha incurrido en un delito de tráfico de influencias.
Así lo aseguró Sáenz de Santamaría en la rueda de prensa posterior a la reunión de la Junta de Portavoces. "Estamos trabajando en su redacción, pero cada día tiene su afán", se limitó a comentar eludiendo concretar cuándo presentarán ese texto en el Registro de la Cámara.
El PP ya anunció el pasado martes que, al margen de que presente su anunciada querella contra Bono en el Tribunal Supremo, se reservaba solicitar esa investigación parlamentaria, una vez que la Comisión del Estatuto del Diputado, con la abstención de los 'populares', se declaró incompetente para investigar el patrimonio del presidente, como había solicitado el abogado murciano José Luis Mazón a raíz de las informaciones surgidas sobre el incremento de bienes de su propiedad.
El presidente de la Comisión del Estatuto del Diputado, Francesc Vallès, solicitó un informe jurídico que dejaba claro que ese órgano no está facultado para investigar el patrimonio de los parlamentarios
ya que no tiene "expresamente" atribuida ninguna competencia en materia de declaraciones de bienes de los diputados, al contrario de lo que ocurre con las declaraciones de actividades. Esta comisión también interviene en materia de suplicatorios.
Vía impulsada por CDS y CiU
Precisamente en ese informe jurídico, se hace referencia al precedente de 1990 al que va a agarrarse el PP para pedir que la citada comisión investigue si Bono ha incurrido en tráfico de influencias. Se trata de un acuerdo de la Mesa del Congreso del 29 de mayo de 1990 por el que se ampliaron las competencias de la Comisión del Estatuto del Diputado.
De esta forma, se facultó a este órgano para "conocer o investigar los hechos, actuaciones o comportamientos en los que los diputados pudieran incurrir en el ejercicio de responsabilidad política y que puedan representar un uso interesado o indebido de su condición en los términos del artículo 17 del Reglamento del Congreso". Este precepto establece que "los diputados no podrán invocar o hacer uso de su condición de parlamentarios para el ejercicio actividad mercantil, industrial o profesional".
Esta resolución de la Mesa se adoptó como consecuencia de la aprobación por el Pleno del Congreso de una moción del Centro Democrático y Social (CDS) que abogaba, a instancias de una enmienda introducida por CiU, por dotar a la Comisión del Estatuto del Diputado de la capacidad de investigar "supuestos de tráfico de influencias".
Para que la Comisión del Estatuto del Diputado actúe en ese supuesto -explica el informe jurídico- "es necesario que su intervención sea requerida por un grupo parlamentario, por un diputado o por un grupo de parlamentarios afectados por una información que ponga en duda la honestidad de su actuación".
La fórmula para impulsar esa investigación es registrar un escrito en el que "se expongan de forma circunstanciada los hechos que puedan implicar invocación o uso de la condición de parlamentario por un diputado para el ejercicio de actividad mercantil, industrial o profesional".
De aceptarse la apertura de esa investigación, la comisión podrá recabar información de las administraciones públicas para llevar a cabo su labor. También deberá dar audiencia a los interesados y elevar un dictamen con su votos particulares al Pleno. En principio, la investigación tendría carácter secreto.
En cualquier caso, las pesquisas que pretende el PP sólo abarcarían los dos años que Bono lleva ejerciendo como diputado y presidente, pues en los años anteriores fue presidente de Castilla-La Mancha y ministro, pero no tenía escaño en la Cámara Baja.
Vía nunca utilizada
Eso sí, desde 1990 nadie ha solicitado la apertura de una investigación de estas características. El PP se prepara para tratar de inaugurar este camino, aunque su petición ha de pasar primero por la Mesa del Congreso.
En las ocasiones precedentes en que el órgano de gobierno ha tratado el caso, Bono se ha ausentado de la reunión al ser un asunto que le afectaba personalmente, lo que derivó en una situación de empate (los cuatro votos del PP frente a los cuatro que suman PSOE, CiU y PNV) ante el cual los 'populares' impedían adoptar una decisión levantándose en el último momento para que no hubiera quorum suficiente.
El escrito del abogado Mazón sólo superó esta situación de bloqueo al acceder el PSOE, al tercer intento, a que el escrito llegara a la Comisión del Estatuto del Diputado. Con esta nueva petición de investigación a Bono podría producirse el mismo bloqueo.
José Bono, en la noria de Tele 5: “Soy hijo de tendero y nieto de arriero”
"Los Bono eran los acaudalados de Salobre"
Su padre conducía un Morris, su abuelo un Ford y su tío un Seat. Estudió interno en Alicante.
El pasado sábado La Noria emitía una entrevista grabada con José Bono en la que el todavía presidente del Congreso decía: “Soy de un pueblo pequeño, de Salobre (Albacete), soy hijo de un tendero y nieto de un arriero y de un labrador. Mire, con la verdad se va a todas partes (…)” y, a continuación, aceptó acudir en directo al programa de Telecinco. No es la primera vez que Bono habla de su pueblo natal y de una familia “más humilde todavía”.
Fuentes populares de Albacete proporcionan a LA GACETA un retrato algo distinto: “Los Bono eran los acaudalados del pueblo”, aseguran, personas que a su vez han conocido a los allegados del ex presidente de Castilla-La Mancha y que explican que “era una familia que tenía dinero y que vivía holgadamente”.
Cuando José Bono dice que es “hijo de un tendero”, no aporta más datos. En Salobre apuntan que “era una tienda mixta, de las que había antes. Vendía tejidos, calzado, de todo un poco. Tuvo la tienda abierta quince años en el pueblo, y al principio no tuvo competencia”.
Sin embargo, no era éste su único empleo: “También trabajó como encargado de la Caja Rural”. Al finalizar la descripción, añaden: “Cada vez que podían hacer reformas en la casa, los Bono las hacían”.
¡Cuando el presidente del Congreso habla de la escuela, describe la de Salobre: “Pobre y bastante fría; cada niño tenía que llevar una lata de sardinas llena de ascuas para calentarse”. Los populares de Albacete ejemplifican de nuevo la comodidad en la que creció Bono: “No era habitual que una familia pudiera enviar a su hijo como interno a los jesuitas en Alicante –estudió en el colegio jesuita La Inmaculada–, y los Bono lo hicieron. Además, el padre fue el alcalde del pueblo muchos años, y era una autoridad”. Lo fue durante 16 años y durante un tiempo algo menor, también jefe local del Movimiento. Hay un placa en la fachada de la casa familiar que conmemora esos “16 años de trabajo” al servicio del pueblo.
La Noria de Bono, peor que la de Belén Esteban
Juan Bosco
Telecinco, el gran vertedero televisivo gestionado con indudable eficacia crematística por los empleados de Berlusconi, ha abierto sus puertas al presidente del Congreso, José Bono. Bono resulta apetecible para los coprófagos de las ondas porque desde hace tiempo huele mal. Y huele mal porque La Gaceta lleva meses informando sobre el vertiginoso incremento de su patrimonio. Obviamente, le han sido solicitadas las pertinentes explicaciones, pero este potentado socialista ha preferido ocuparse de matar al mensajero, es decir, de encausar judicialmente al medio que ha descubierto sus abundantes posesiones.
Sin embargo, José Bono no ha renunciado a la exposición mediática, ni mucho menos. Al igual que Belén Esteban, se siente a gusto en La Noria, una de las secciones más pestilentes del mencionado vertedero televisivo. Por eso quiere someterse a una cómoda entrevista, pero no para detallar el origen de sus numerosos inmuebles, el coste de su hípica, o por qué tiene inmuebles a nombre de sus hijos, sino para recuperar algo de la imagen proletaria justamente perdida.
He aquí un punto clave: por mucho que niegue lo innegable (si miente La Gaceta también lo hace el registro de la propiedad, y viceversa) el presidente del Congreso sabe que muchos de sus votantes le exigen una explicación o, cuanto menos, un "lifting" televisivo. ¿Qué hace un hijo de un arriero, nieto de un labrador, explotando una hípica? ¿Cómo se las ha arreglado para acumular tantos pisos? ¿Regala decoraciones a su mujer, que a su vez le han sido regaladas por uno de esos ricos a los que sus camaradas de partido culpan de la crisis? Desde luego, todo eso merece una intervención pública. Qué mejor para protagon lugar que La Noria, el programa en donde la audiencia, integrada mayoritariamente por votantes socialistas, llena de dinero los bolsillos del acaudalado Berlusconi, ejemplar en la austeridad tanto como en la castidad. Los progres le ponen verde en sus tertulias al tiempo que le hacen rico: qué paradoja.
No nos engañemos. Al igual que todas las capas del estiércol no contienen iguales propiedades fertilizadoras, tampoco todos los personajes que desfilan por un vertedero televisivo resultan igualmente nocivos para la audiencia. Belén Esteban, la última musa de la cadena amiga (de la que no se separarán hasta que no terminen de exprimir su imagen hasta la última gota), llega incluso a despertar ternura o compasión. La reina del pueblo, la llaman algunos... Pero, en el caso de Bono, el cristiano que vota a favor del aborto..., por sus hechos lo conocemos. O mejor dicho, por sus propiedades.
EL CONFIDENCIAL.COM
DE LA VEGA TAMBIÉN FRENÓ LAS PESQUISAS
Felipe González paró los pies a Zapatero y abortó su investigación sobre el patrimonio de Bono
@José L. Lobo / Alberto Mendoza.- 22/06/2010 (06:00h)
El ex presidente del Gobierno Felipe González intervino personalmente para parar los pies a José Luis Rodríguez Zapatero y abortar la investigación interna que el ahora líder socialista ordenó abrir en la primavera de 2000, cuando lideraba la corriente Nueva Vía, sobre el ya entonces considerable patrimonio personal de José Bono, su principal rival en la disputa por ocupar el cargo de secretario general del PSOE que dejó vacante Joaquín Almunia tras el descalabro electoral de aquel año, cuando el PP de José María Aznar alcanzó la mayoría absoluta.
"¿Con qué derecho se creía Zapatero, que era un simple diputado casi desconocido, a investigar al presidente de Castilla-La Mancha por su cuenta, sin informar al partido y utilizando a varios asesores del Grupo Parlamentario en su beneficio y en contra de otro compañero?", se preguntan las fuentes consultadas por El Confidencial, muy cercanas al PSOE castellanomanchego y a la ya desaparecida corriente Nueva Vía, la plataforma impulsada en 2000 por Zapatero, Jesús Caldera y otros jóvenes dirigentes socialistas de la época, entre ellos los ex ministros Juan Fernando López Aguilar y Jordi Sevilla o la actual titular de Sanidad, Trinidad Jiménez, para hacerse con las riendas del partido.
Es muy probable que González se hiciera esa misma pregunta, porque, según las fuentes consultadas, en cuanto tuvo conocimiento de la subrepticia maniobra de Zapatero dio un puñetazo sobre la mesa y frenó en seco los planes del entonces joven diputado socialista y su equipo para confirmar, como sospechaban, si el notable incremento patrimonial de Bono tenía un origen irregular.
Vacío de poder
El ex presidente del Gobierno no ocupaba por aquella época ningún cargo orgánico en el PSOE -había dejado la política activa en 1997-, pero su autoridad y ascendencia sobre los socialistas seguían siendo considerables, sobre todo en un momento de vacío de poder en el partido: tras la derrota de Almunia en las urnas se nombró una comisión gestora, presidida por Manuel Chaves, hasta que el 35º Congreso Federal, celebrado en julio de 2000, eligió como nuevo secretario general a Zapatero, que se impuso a Bono por un estrechísimo margen de sólo nueve votos.
"No sabemos con certeza cómo se enteró González de las intenciones de Zapatero, aunque era prácticamente imposible que el secreto se mantuviera durante mucho tiempo, porque estaba utilizando a cuatro asesores del Grupo Parlamentario para husmear en los trapos sucios de Bono", añaden las mismas fuentes, que apuntan como muy probable la hipótesis de que Trinidad Jiménez, uno de los rostros más visibles de Nueva Vía y estrechamente vinculada al ex presidente del Gobierno, confesara a éste los planes de Zapatero.
El caso es que González, según las fuentes consultadas, puso los hechos en conocimiento de Chaves y de María Teresa Fernández de la Vega, entonces secretaria general del Grupo Parlamentario Socialista y número dos en el Congreso. Ésta llamó al orden a Zapatero y Caldera -que en aquella época ejercía de portavoz en la Comisión de Fomento- y puso fin abruptamente a la investigación sobre el patrimonio de Bono, dirigida por el asesor parlamentario del PSOE Julio Pérez Sanz, un fontanero que había sido jefe de Gabinete de Bono en la Presidencia de Castilla-La Mancha y que contó para sus pesquisas con la colaboración de otros tres asesores del partido.
Pérez Sanz, íntimo amigo de Caldera, se incorporó cuatro años más tarde al equipo de éste, como jefe de su Gabinete, cuando fue nombrado ministro de Trabajo en el primer Gobierno de Zapatero. Y en 2008, tras la defenestración de Caldera, el fontanero socialista pasó a desempeñar el mismo cargo con el actual responsable de ese departamento, Celestino Corbacho.
martes, 22 de junio de 2010
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