LA GACETA DE INTERECONOMIA
Tras la reunión de la Comisión del Estatuto del Diputado
El PP decidirá el martes si acude al Supremo por el 'caso Bono'
La Comisión del Estatuto del Diputado del Congreso decidirá finalmente el próximo martes qué hace con el escrito que el abogado murciano José Luis Mazón remitió a la Cámara el pasado mes de abril solicitando que se investigue el patrimonio de su presidente, José Bono.
La decisión que adopte este organismo, que preside el socialista Francesc Vallès y en el que cada grupo parlamentario cuenta con un único voto, determinará el siguiente paso del PP, que no descarta incluso denunciar al presidente del Congreso ante el Tribunal Supremo.
El escrito de Mazón --el mismo abogado que llevó a Baltasar Garzón ante el Supremo por el caso del cobro de ayudas del Banco Santander y que ha promovido la investigación judicial en el Tribunal de Cuentas sobre la medalla de Estados Unidos a Aznar-- será estudiado el martes en la Comisión del Estatuto del Diputado del Congreso, Cámara a la que se dirigió el abogado tras publicarse las primeras informaciones sobre los bienes de Bono.
La petición se debatió inicialmente en la Mesa del Congreso hasta en tres ocasiones, siempre en ausencia de Bono, que no participó por ser afectado directo. El PSOE y los nacionalistas del PNV y CiU abogaban por rechazar el escrito esgrimiendo un informe de los letrados negando capacidad a la Cámara para investigar el patrimonio de un diputado, máxime cuando las declaraciones de bienes son secretas y la Cámara sólo las facilita por orden judicial. La tesis de estos tres partidos no salió adelante porque, a la hora de votar, los diputados del PP abandonaban las reuniones con lo que la Mesa se quedaba sin 'quorum' suficiente para adoptar decisiones. Al final los socialistas cedieron y enviaron el escrito a la Comisión del Estatuto del Diputado, pese a estar convencidos de que éste órgano tampoco puede investigar los bienes y propiedades de Bono. En paralelo, la Mesa acordó mandar contestación a Mazón dejándole claro que el órgano de gobierno de la Cámara "no es competente" para abrir este tipo de investigaciones.
La Comisión declinó acelerar el caso
El escrito de Mazón llegó a la Comisión del Estatuto a finales de abril, pero su presidente decidió no alterar su calendario de reuniones por este asunto. Así las cosas, el tema se ha incluido como uno más en el encuentro que este órgano celebrará el martes para decidir sobre la compatibilidad de las actividades extraparlamentarias que hayan podido declarar los últimos diputados que han tomado posesión.
Entre tanto, Vallès pidió un informe jurídico para aclarar si la comisión que preside es competente para atender la petición de Mazón.
El letrado mayor y secretario general del Congreso, Manuel Alba, ya explicó en su día ante la mesa del Congreso que el Reglamento de la Cámara y el artículo 160.2 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) dejan claro que la Comisión del Estatuto del Diputado no es competente para investigar sobre la declaración de bienes de los diputados y sólo ha de dictaminar sobre las compatibilidades de las actividades extraparlamntarias de estos. Si como se prevé la Comisión del Estatuto del Diputado confirma el martes no tener competencias para estudiar el caso de Bono, el PP pedirá saber "qué posibilidades hay de valorar si la documentación presentada por Bono corresponde con las informaciones" publicadas sobre sus bienes, según declaró el pasado viernes el secretario general del Grupo Popular, José Luis Ayllón.
En caso de no encontrar otra fórmula en el Congreso, los 'populares' tomarán "medidas", entre las que figura llevar el asunto al Supremo. "No descartamos absolutamente nada de lo que esté en el ordenamiento jurídico", indicó Ayllón.
La portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, ya advirtió de que si la Fiscalía General del Estado, ante la que han presentado ya cinco escritos con informaciones publicadas en diversos medios de comunicación, no abre una investigación sobre el patrimonio de Bono, su partido podría llevar el caso ante el Supremo.
Los 'populares' tienen registrada una solicitud para que el titular del Ministerio Público, Cándido Conde Pumpido, explique su actuación en relación con su actuación con las peticiones de investigación de supuestos casos de corrupción porque, a su juicio, Conde Pumpido sólo se muestra "pachón" con asuntos que afectan directamente al PSOE.
Esa petición de comparecencia llegará el próximo martes a la mesa del Congreso, que ha de calificar el escrito. En el PP esperan que el presidente de la Cámara Baja abandone la reunión, como hizo ante el escrito del abogado Mazón, dado que se trata de una solicitud que le afecta personalmente.
De domingo a domingo
Visitantes enojosos, inquietantes recuerdos
El visitante 2 confiesa tener un enorme miedo a Bono. Le parece descriptible el amor a la verdad del presidente del Congreso y afirma que todo lo publicado en LA GACETA es hasta ahora “rigurosamente cierto”
Un periódico, al fin, es como La Casa de la Pradera de aquella entrañable familia cursiburra Engels. Llega todo el mundo y el que llega es recibido. En esta semana que ha termi¬nado, que yo sepa (y sé la mitad de lo que ocurre aquí), han pedido audiencia, como si fuéramos el Palacio de Oriente, la siguiente clase de gentes: un indivi¬duo que nos anunciaba, apocalíptica¬mente, que recogiéramos todo el agua potable que encontráramos por los alre¬dedores porque Satanás nos iba a dejar, a la mayor brevedad posible, más secos que la higa del Sáhara; una buena seño¬ra que nos traía la última pócima abso¬lutamente indiscutible contra el malva¬do cáncer de mama; un diputado popu¬lar que nos anunciaba una enorme rebelión interna contra Mariano Rajoy y que, al día siguiente, hacía unas decla¬raciones tildando a su presidente de “el único capaz de acabar con la crisis”; un ex ministro franquista empeñado en publicar con nosotros un texto trascen¬dental sobre la preocupante realidad española; un homosexual, marica más bien enloquecida, vendiéndonos una alternativa de derechas al Orgullo Gay de Zerolo; un lotero taurino que lleva sin dar un premio desde que Manolete sucumbió en Linares, y que justifica su falta de puntería con una humilde con¬fesión: “Maestro: es que cada día me arrimo menos” y, por fin, un militar con enorme graduación (no general, ni mires por ahí, cotilla Sanz Roldán), que nos denunciaba las perrerías de juzgado de guardia que han perpetrado contra él los actuales de jefes del Ejército, y que, en el último minuto de su visita, se colocó de circunspecto y sentenció: “¿Le puedo advertir a usted de una cosa Don Fula¬no? Nunca reciba a un hombre armado como yo voy en este momento”.
Visitante uno: Zapatero no se va y no perdona
Pero hay visitantes que causan mayor rece¬lo o ninguna hilaridad. Me refiero a dos de ellos. Uno es militante del Partido Socialis¬ta. Este partido, ya lo saben, se prodiga solo y casi siempre con los afectos, porque el PSOE es un régimen en sí mismo. Los que se deciden a compaginarse con personas libres no son tantos y, claro está, lo hacen con algún interés. O dos intereses: el pri¬mero, recomponer relaciones con quienes, cuando estaban en el poder, les resultaban francamente enojosos; segundo, hablar de rondón y como quien no quiere la cosa, del “boberas” (calificación textual) que está todavía en La Moncloa. El visitante al que me refiero tiene opinión propia en algunas tribunas y hasta escribe ese nuevo género, mezcla de pasquín y artículo editorial que ahora se llama blog. Venía a decir más a o menos lo siguiente: que el individuo en cuestión, o sea, José Luis Rodríguez Zapatero, está más acabado que un chu¬pete de hospicio pero que, no obstante, no hay posibilidad alguna de que él mismo se dé cuenta de que es un estorbo nacional; es más, decía: “Se cree que la gente no le com¬prende”. Cuando los presentes en esa visi¬ta escuchamos tal frase proferimos a coro una exclamación (¡líbreme Dios de repetir¬la!), pero que empieza por “g” y termina por “a”. Pacientemente y sin mover una pesta¬ña nuestro interlocutor, nos hizo una bre¬vísima admonición: “No, es peor: es un ilu¬minado”.
Y así seguimos hablando. Nos contó que si nuevamente era llamado a “altas reponsabilidades” –algo que él sin embargo descartaba–, le pondría a Zapa¬tero al menos siete condiciones. ¿Cuáles eran ellas? Las resumía, como en los Man¬damientos, en una sola: “Hacer todo lo con¬trario a lo que hasta el momento había hecho”. Y no sólo estaba hablando de eco¬nomía. También hablaba de política. Afir¬maba que el Gobierno actual es el peor, no de los que haya podido tener nunca Espa¬ña, que eso también, sino, ¡fíjense!, “el peor de los que puedan componerse con los mim¬bres del cesto socialista”. Un récord, vamos. Nos contó que hace unos días, pocos, el depauperado Pedro Solbes, un absoluto culpable de que Zapatero haya dejado esto como un erial, le confesaba lo siguiente a un amigo: “Ya sé que no dije la verdad en mi debate electoral como Manolo Pizarro pero, ¿qué quieres, que ahora haga autocrí¬tica como si fuera marxista?” Y para termi¬nar, más o menos, concluía así: “Ahora bien: no hay que descartar que a este hombre le vuelva la “baraka” y como le vuelva y esto se arregle un poquito, destrozará a propios y extraños, a todos los que han hecho risas de él, a todos los que se han cachondeado de su indigencia; no perdona jamás”.
Visitante 2: De la parte de Bono
También me quiero referir a otros visi¬tantes. Muy inquietantes, desde luego. Vino, como casi todos los demás, sin que nadie de La Gaceta le llamara, y que¬ría hablar de José Bono. Aún nos esta¬mos preguntando en este periódico los que tuvimos la oportunidad de hablar con él “de parte de quién venía”. Y en esas estamos aún. Hay quien sugiere que, directamente, fue enviado por el presidente del Congreso. Un par de nosotros opinamos que, dada la exce¬lente y cómplice relación que existe entre Bono y el actual director general del CNI, el general, Sanz Roldán, nues¬tro visitante era su agente, que es como se denomina, ya lo sabrán ustedes, a los sujetos que trabajan para el eficacísimo espionaje español. Una tercera versión, la última, es la de quien piensan que, en realidad, nuestro forastero era en rea¬lidad alguien muy directamente vincu¬lado al propio Bono. Si hubiera que encontrar acomodo semántico a esta figura retórica se podría utilizar inclu¬so una demasía; “testaferro”, le diría¬mos. Les cuento esto porque, claro está, como todavía no tenemos definida la figura de nuestro amable comunicante, no podemos extraer conclusión de su visita, aunque sí dos o tres aproximacio¬nes. Una: que el personaje le tenía un miedo cerval al actual presidente del Parlamento. Dos: que tenía de él una opinión descriptible sobre la afición de Bono a decir la verdad. Tres: que según aseguraba, todo lo que hemos venido publicando en La Gaceta, es -textual¬mente, lo afirmó así-, “rigurosamente cierto”.
Ya ven que, como suponen, en un periódico ocurre de todo. Inclu¬so suceden cosas nuevas: hasta hace muy pocos años los periodistas había¬mos consagrado un dogma: “Perro no come carne de perro”. Ahora los perros nos hinchamos con la chicha de nues¬tros colegas. Incluso los que antes ladraron y ahora mimean ante presun¬tos dueños, son los que más muerden la audacia ajena. Tengo que recordar, por¬que lo rememoraban nuestros últimos visitantes, lo que llevaba un periódico en el que yo escribí con agrado. Cuan¬do La Razón se ocupaba de Bono, en 1999, el editor, Luis María Anson, recogía, sin ánimo de ser exhaustivo, que diría su colaborador y amigo nues¬tro César Vidal, los siguientes titula¬res: “Bono podría haber ocultado la posesión de una finca rústica, según su propia declaración de bienes”; Agustín Conde decía sobre Bono: “Bono no tiene los bolsillos de cristal, sino de pie¬dras preciosas”; “El imperio de los Bono”. Sobre una foto del periódico con la efigie de Bono: “Numerosos lecto¬res, indignados por los intentos de hacer desaparecer de los kioscos los ejemplares de La Razón que hablaban de Bono”. Eran tiempos en que La Razón tampoco encontraba apoyo en sus semejantes.
domingo, 13 de junio de 2010
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