domingo, 9 de mayo de 2010

09 DE MAYO DE 2010

LA GACETA

Los ingresos de Bono no explican su patrimonio

Entre 1998 y 2004, el matrimonio formado por José Bono y Ana Rodríguez Mosquera, casados en régimen de gananciales, ingresó 776.454 euros. Entre 2005 y 2009, los ingresos referentes a su esposa son menos exactos. Con todo, la cantidad total se aproxima a 1.325.000 euros en cuatro años. Y esto, dando por válida la explicación de José Bono al diario El Mundo, según la cual su mujer ha llegado a percibir al menos un año hasta 450.000 euros de la firma Tous; y teniendo en cuenta que el sueldo de José Bono sí es público.
Esa cantidad de 1.325.000 euros queda muy alejada de la cifra ofrecida por José Bono al diario El Mundo, que cuantificaba los ingresos familiares anuales en un millón de euros. En algo más de una década, el matrimonio ha adquirido 10 casas, que se suman a la heredada por Bono en Salobre.
Hasta 2004, los datos son precisos dado que la información oficial sobre el patrimonio de José Bono y su esposa está disponible en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha. Dichos datos permiten apreciar cómo, por ejemplo, en 2002 el matrimonio tenía que hacer frente a deudas por importe de 1.027.778 euros, en tanto que sus ingresos eran de 128.786 euros.
Entonces Bono era presidente de Castilla-La Mancha y había adquirido la sociedad Hípica Almenara, fundada el año anterior; la misma empresa que nunca ha repartido dividendos entre sus accionistas.
Un par de años después, en 2004 y coincidiendo con la separación de bienes del matrimonio Bono-Rodríguez Mosquera, se constituyó la sociedad Ahorros Familiares Saja, que refleja unas pérdidas de 11.079 euros. Igual que las tiendas de la firma Tous que regentaba su mujer hasta 2005, momento en el que cambia su relación laboral con la firma de joyería y Ana Rodríguez Mosquera pasa a percibir un sueldo de 109.000 euros al año, según declaraciones de José Bono al periódico El Mundo.
En 2006, el patrimonio inmobiliario de la familia pasó a Saja, que todavía no ha repartido dividendos desde su creación. José Bono sale del accionariado al tiempo que la sociedad le presta 342.800 euros a 10 años sin intereses. Le devuelve su casa de Olías del Rey y queda con una hipoteca de 150.253,11 euros; tanto el crédito como la hipoteca van destinados a la Hípica Almenara, de la que Bono es el accionista mayoritario.
En ese momento, Bono ha dejado la política y percibe un sueldo que ronda los 60.000 euros. En 2008, al ocupar la Presidencia del Congreso, su sueldo aumenta hasta percibir 169.000 euros.
Finalmente, en 2009, Saja establece que una de las hijas del matrimonio es acreedora de 342.800 euros; exactamente el mismo importe que se le prestó a José Bono. Y para devolvérselo, se le entregan un par de viviendas y las correspondientes plazas de garaje. El matrimonio y sus empresas se ven obligados a soportar unas cargas por un valor aproximado de 1.750.000 euros.

El patrimonio de Bono: enésimo choque entre Zapatero y el ex ministro

El eco de las exclusivas de LA GACETA en el diario más próximo al presidente destapa la guerra interna de los estrategas de la sucesión.

La resonancia en el diario nacional de ultraizquierda radical Público de las exclusivas desveladas por LA GACETA sobre el patrimonio del presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, ha destapado la guerra interna que se vive en Ferraz en relación al debate sucesorio del líder socialista y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Además de tirar por tierra la “campaña de la extrema derecha” de la que la tercera magistratura del Estado ha insinuado ser víctima, la irrupción de dicho periódico, el más próximo del grupo de los generalistas al jefe del Ejecutivo, ha tenido una segunda lectura.
Fuentes socialistas consultadas por este rotativo coinciden en interpretar esta velada acción como un “aviso a navegantes” desde el entorno del presidente del Gobierno, especialmente dirigido a aquellos que piensen mover los hilos –a la sombra de la dirección del Partido Socialista– para erigir al candidato antizapatero.
En este grupúsculo de estrategas, con poder e influencia dentro y fuera del partido, se halla el ex presidente de Castilla-La Mancha, ex ministro de Defensa y, hasta ahora, presidente del Congreso, José Bono, apuntan las mismas fuentes.
La táctica
Si bien el encabezar una lista en el 39 Congreso Federal del Partido Socialista, que se celebrará tras las próximas elecciones generales, sería una empresa difícil en tanto que no iba a exponerse a una segunda derrota, el ex presidente castellanomanchego sí reúne en su historial de partido sobrado mérito en marcar distancia con Zapatero como para desenredar la madeja y “aupar a un trasunto del candidato en que él mismo encarnó en el año 2000”, sostienen.
Fricciones
Las desavenencias, sobre todo, ideológicas, entre el inquilino de La Moncloa y el ex ministro de Defensa, lejos de suavizarse tras la derrota del segundo en el cónclave de hace 10 años, por nueve votos (entre 998 delegados), se han multiplicado caleidoscópicamente.
Aunque ambos se han esforzado en dar imagen de complicidad, de puertas para dentro la tirantez y el enfrentamiento han aflorado en un amplio abanico de materias. De la etapa de Rodríguez Zapatero como líder de la oposición en la Carrera de San Jerónimo, con Bono ejerciendo de jefe del Gobierno de Castilla La-Mancha, fueron continuos los roces en cuestiones territoriales, tanto en lo referente al partido como en lo tocante a la concepción de la configuración autonómica del Estado.
El que fuera en ese momento uno de los barones regionales socialistas de referencia llegó a amenazar a Zapatero con presentar su dimisión si la Ejecutiva Federal del PSOE cruzaba ciertos límites de la autonomía que se había ido granjeando. “Entre las competencias de la Ejecutiva no está gobernar en las comunidades donde gana el PSOE”, señaló Bono en una conferencia denominada La Nueva Democracia, que él mismo pronunció en febrero de 2001 en el Club Siglo XXI de la capital madrileña.
Tras advertir en presencia de José Luis Rodríguez Zapatero que “España es una entidad muy compleja” y que “en el pacto y la negociación” es donde “se deben comprender las posiciones” mantenidas por su Gobierno, por ejemplo, en relación al Plan Hidrográfico Nacional, Bono elevó el tono cuando el líder del partido abandonó la sala.
Así, afirmó que de enraizarse las fricciones entre sus planteamientos, de corte regional, y los fijados por Madrid, no tendría inconveniente en dejar de ser presidente y diputado de Castilla-La Mancha. “Felipe González dijo que se gobierna desde Moncloa, no desde Ferraz. Aprendimos la lección”, destacó, ensalzando de paso su figura de barón socialista.
Otro desafío a la dirección del PSOE que encabezaba Rodríguez Zapatero fue su incesante contienda con el ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall. Aunque el joven secretario general de los socialistas había pedido a sus filas arropar a Maragall tras su victoria, a escasos meses de las generales, Bono se descolgó con unas inesperadas declaraciones en las que recordaba al presidente catalán que “la riqueza nacional es indivisible, según la Constitución”. Zapatero se vio obligado a llamarle por teléfono para reprenderle.
El aterrizaje del leonés en Moncloa y el nombramiento preceptivo de Bono como titular de Defensa no trajo la plena armonía, sino una calma tensa. La descoordinación y los fallos de comunicación entre Presidencia y el ministro fueron repetidos. El político de Salobre (Albacete) se estrenó en el cargo no contemplando la opción de incrementar el contingente español desplegado en Afganistán.
Sin embargo, acto seguido, el jefe del Ejecutivo lo dejaría en entredicho al manifestar abiertamente que cabía la “posibilidad de refuerzo” de dicho contingente, después del regreso de los soldados destinados en Irak.
Haití
Del mismo modo, el ministro señalaría luego que el envío de tropas a Haití “no está en el horizonte”. Sólo unas horas después, Rodríguez Zapatero reconocía que el Gobierno sí estaba barajando esta medida, una vez se la habían reclamado varios países de Latinoamérica.
Revelador
En el meridiano de esa legislatura, la inmersión del presidente del Gobierno en el mal llamado proceso de paz con la organización terrorista ETA también le enfrentó a un Bono que veía entonces el toro desde la barrera. El ex titular de Defensa rompió el silencio de su retiro de la vida pública (“por motivos familiares”, esgrimió), para lanzar un certero torpedo a la línea de flotación de Rodríguez Zapatero, justo en el momento más crítico de su mandato.
Con dos muertos por el atentado de la T-4 de Barajas y el desliz del presidente (“hoy estamos mejor que ayer” con ETA) en la mente de todos, el castellanomanchego, en calidad de miembro del Comité Federal del Partido Socialista, resquebrajó la apuesta de la negociación con un mensaje taxativo: “Dialogar con la banda terrotista ETA es faltarle el respeto a los muertos”. A la organización terrorista “hay que enseñarle los dientes” y debe saber que sólo se podrá negociar “si se acercan con los brazos en alto”, añadió.
Ley del Aborto
Desde las últimas generales y su recuperación para la Presidencia del Congreso de los Diputados, Bono se ha refugiado en la neutralidad que se le presupone al cargo, evitando lanzar estridentes recados a las bases socialistas. Aún así, la discrepancia con el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero ha tomado forma a partir de la emanación de la Ley del Aborto.
Al equipo de confianza del presidente le fue encomendado mitigar las voces internas que pedían una revisión del citado texto. El presidente del Congreso de los Diputados, en el plano personal, se alineó en principio con esta disidencia, capitaneada por el grupo Cristianos Socialistas y defensora, en un manifiesto, de “una protección más exigente del no nacido”.
El voto de Bono sería al final el mismo que el de Rodríguez Zapatero, aunque los polos iguales siempre se repelen, máxime cuando hay poder de por medio.

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