10 DE JULIO DE 2011

EL DIARIO DE INTERECONOMIA
Bono fue secretario en un ‘holding’ que ofrecía intereses de un 15% a sus inversores

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Entró con 23 años en Marfer, SL, un consorcio que en 1975 suspendió pagos con deudas de 4,7 millones de euros. Los diarios se referían a él como “el tristemente famoso grupo”. Garantizaban beneficios con operaciones arriesgadas.
Guillermo Moreno. Madrid
José Bono empezó desde muy joven en el mundo empresarial y con una especial dedicación a las inversiones inmobiliarias de alta rentabilidad. En 1973, con sólo 23 años y recién licenciado en Derecho, empezó a ejercer como secretario en una de las empresas del Grupo Mafer, SL, un holding en cuyo consejo había personalidades de la nobleza y futuros y destacados dirigentes del socialismo español.
La sociedad, dedicada a actividades muy heterogéneas (inmuebles, publicidad, venta de máquinas automáticas y explotación de aparcamientos), garantizaba a sus socios rentabilidades que llegaban al 15% anual con liquidación de beneficios mensual y acabó suspendiendo pagos en 1975, con unas elevadas deudas.
Al primer consejo de administración de Renta Mafer, SL, celebrado en octubre de 1974, asistieron Gonzalo Chávarri Santiago-Concha, marqués de Gorbea y del Águila Real como presidente; José Tarín Iglesias (vicepresidente); Fernando Parra Díaz (consejero delegado); Gonzalo Chávarri Girón, marqués de Moctezuma; Manuel Sánchez Ayuso y Carlos Westendorp (vocales), y José Bono (secretario).
Carlos Westendorp, licenciado en Derecho y diplomático, ocupó en la década de los setenta cargos en los ministerios de Industria y Asuntos Exteriores. En el año 1995, ya con Gobierno socialista, fue durante medio año ministro de Asuntos Exteriores.
La sede central de dicho conglomerado de sociedades se encontraba en la calle Diputación, 180 de Barcelona, y había delegaciones en Madrid, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Oviedo, Santander, Vigo y Benicarló.
Estrategia
Tres años antes de entrar en esta mercantil, José Bono se hizo miembro del Partido Socialista Popular (PSP) de Enrique Tierno Galván. A su vez, se inició en el mercado laboral ocupando un puesto de responsabilidad en una empresa que tenía como objetivo garantizar altos intereses a sus clientes con arriesgadas operaciones financieras.
El holding de empresas Mafer, SL se anunciaba constantemente en los principales diarios de la época con la intención de captar con sus reclamos el mayor número de clientes. Entre sus principales mensajes cabía destacar: “Porque en Mafer, SL pagamos los intereses mensualmente. No invierta a ciegas”.
En una de sus inserciones publicitarias se veían claros los objetivos de la sociedad: la adquisición de casas de renta antigua situadas en zonas céntricas, solares con fachada mínima de 20 metros y fincas rústicas de 300 hectáreas de superficie mínima y a una distancia máxima de 40 kilómetros de Madrid.
Mafer, SL invertía grandes cantidades de dinero en comprar páginas enteras en los periódicos los domingos para insertar su publicidad y anunciar las ventas de sus edificios, viviendas y plazas de garaje. También se encargaba de la instalación de máquinas automáticas de bebidas en empresas y de la importación y distribución de maquinaria industrial. Otra rama de su negocio era la venta de electrodomésticos y muebles. También hacía labores de agencia general de servicios de publicidad.
Sin embargo, el 28 de agosto de 1975, Parkings Mafer, SL, una de las ramas de la sociedad, fue declarada en quiebra por un juez de Barcelona a instancias de un acreedor. Antes, la sociedad ya había presentado su solicitud de suspensión de pagos con un activo de 908 millones de pesetas (5,5 millones de euros) y un pasivo de 492 millones de pesetas (2,9 millones de euros). Según aseguraba Europa Press, uno de los principales responsables de la empresa se encontraba ilocalizable.
Casi cuatro meses más tarde, en noviembre de 1975 y arrastrada por la quiebra del resto de las filiales, cayó Mobil Mafer, SL, la rama inmobiliaria del holding. Ese mismo mes, la prensa catalana se refería a Mafer, SL, que encadenaba suspensiones, como el “tristemente famoso grupo”.
Pero la puntilla final la anunció la prensa el 28 de diciembre de 1975, cuando las secciones de economía destacaban el catastrófico siniestro mercantil del grupo, con una deuda de 781 millones de pesetas (4,7 millones de euros), la mayor entre las empresas que ese año suspendieron pagos o quebraron.
En ese momento se constituyó un grupo de acreedores de las empresas Mafer, SL para luchar por sus intereses y recuperar las cantidades que invirtieron.