LA GACETA DE INTERECONOMIA
El milagro de José Bono
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/milagro-jose-bono
El incremento patrimonial de los Bono-Rodríguez comienza a partir del año 1995.
Jaime Ignacio del Burgo
En la primavera de 1993, las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron una ley realmente innovadora y avanzada. La llamaron Ley de Transparencia y Control de los Intereses Privados de los Gestores Públicos. A partir de entonces, las declaraciones de bienes, intereses y patrimonio de los altos cargos de la Administración castellanomanchega, incluidos los miembros del Gobierno de la comunidad, serían públicas y se insertarían en su Diario Oficial.
José Bono pasó así a la historia como el primer político español que se atrevió a dar este paso y puede presumir –con razón– de haber sido el impulsor de tan gran ejemplo de transparencia. Los ciudadanos de Castilla-La Mancha pueden conocer así hasta los últimos entresijos del patrimonio de sus gestores públicos y detectar cualquier súbito enriquecimiento.
A lo largo de mi dilatada vida parlamentaria participé en diversas comisiones de investigación sobre asuntos relacionados con la corrupción. Y, aunque ahora no desempeño ningún cargo político, cuando LA GACETA publicó las primeras informaciones sobre el impresionante enriquecimiento patrimonial del actual presidente del Congreso de los Diputados, seguí el asunto con especial atención y, quizás por deformación profesional, detecté algunas cosas raras. Las publico ahora como homenaje a Loyola de Palacio, justamente recordada hace unos días en el Parlamento Europeo, y a cuantos sufrieron la infame campaña de descalificación (el escándalo del lino) lanzada por José Bono cuando trataba de hacer méritos para convertirse en secretario general del PSOE.
Me extrañó, por ejemplo, que nadie hubiera advertido que el presidente de su comunidad había incurrido en una causa muy grave de incompatibilidad al constituir en 2001 (y ocuparse personalmente de su gestión) la sociedad Hípica Almenara, violando así la ley del Gobierno de la región autónoma que declara incompatible el cargo de presidente de la Junta de Comunidades con el ejercicio de toda actividad profesional o mercantil.
Decidí entonces echar una ojeada a las declaraciones efectuadas por José Bono y su esposa, a las que cualquiera puede acceder pues están publicadas en el Diario Oficial de la comunidad. Lo primero que pude comprobar es que el incremento patrimonial del matrimonio Bono-Rodríguez comienza a partir del año 1995. En ese año el presidente declaraba haber heredado de sus padres una finca y una casa con corral en su pueblo natal, Salobre (Albacete). Además, la sociedad matrimonial de gananciales poseía un piso en Toledo, una parcela en Olías del Rey de 1.890 metros cuadrados adquirida en 1995 y un piso en Madrid de 137 metros cuadrados. Declaraba, asimismo, que en la parcela de Olías se estaba construyendo una vivienda.
En su declaración de 1996, José Bono hace constar como único bien patrimonial la casa de Salobre y en el capítulo de “observaciones” informa de que en 1995 “vendió las fincas rústicas heredadas de su madre para financiar con estas ventas la construcción de la casa de Olías”. En el apartado correspondiente a las deudas (que en la declaración de 1995 estaba en blanco), el presidente manifiesta que no declara deuda alguna porque “está pendiente de liquidación la deuda con proveedores y constructor de la casa de Olías”. Al año siguiente, concreta esta deuda en la cantidad de 15.048.598 pesetas, que se deben al constructor de la casa de Olías, cuya identidad no especifica. Deuda que se liquidará a razón de 5 millones de pesetas en los tres años siguientes.
Con esta información cualquiera podría pensar que la casa de Olías del Rey era relativamente modesta, al haberse financiado con la venta de las fincas “rústicas” heredadas (14 hectáreas), quedando pendiente una deuda al constructor de 15 millones de pesetas. La sorpresa salta en el año 2002. La Hípica Almenara obligó al matrimonio Bono a realizar importantes inversiones hasta el punto de que en dicho ejercicio declara haber tenido que hipotecar la casa de Madrid para garantizar un crédito a la Sociedad Hípica Almenara por importe de 573.074 euros (95.351.491 pesetas) y otro crédito hipotecario sobre la casa de Olías del Rey, también para garantizar a la Hípica, de nada menos que 1.271.526 euros (211.564.125 pesetas). Es decir, la modesta casa donde residía el matrimonio era en realidad una gran mansión. En la declaración de 2002, como en todas las anteriores, se repite que en 1995 había vendido las fincas heredadas de sus padres para financiar la construcción de la vivienda de Olías (por cierto, en las cuentas anuales de Hípica Almenara no hay ni rastro de todos estos créditos).
Pero hay algo aún más sorprendente. En 2004, con motivo de su nombramiento como ministro de Defensa, José Bono realiza una última declaración de cierre de su condición de presidente. En el capítulo de “observaciones” se lee lo siguiente: “En 1995 vendió varias fincas heredadas de sus padres. Con estas ventas se pagaron deudas pendientes y se financió la compra de las viviendas de Toledo y de Olías del Rey”. O sea, que la venta de las fincas dio para mucho más que para financiar la mansión presidencial, ya que, asimismo, se cancelan deudas pendientes, cuya cuantía no especifica (recuérdese que en 1995 no declara ninguna) y, además, se paga el piso de Toledo, adquirido en 1992, es decir, tres años antes de la venta de las fincas.
Pues bien, en Salobre todo el mundo sabe que las fincas rústicas heredadas de sus mayores no daban para tanto, pues eran de escaso valor. Se trataba de unos olivares de secano y las compró un vecino de la localidad por una cantidad inferior a los 10 millones de pesetas. No consta que sus padres tuvieran otras propiedades y si las hubo no quedaron reflejadas en la declaración de 1995 ni en ninguna otra. ¿Cómo es posible que con lo obtenido en la venta de estas fincas se hubieran cancelado deudas pendientes, pagado el piso de Toledo y financiado la mansión de Olías del Rey? Puesto que José Bono declara ser un ferviente católico, la única explicación plausible es la de que el Señor le favoreció con un auténtico milagro capaz de hacer sombra al de la multiplicación de los panes y de los peces.
Seguramente, el presidente del Congreso de los Diputados tendrá una explicación más razonable para todo este embrollo. Haría bien en ofrecerla a la opinión pública, pues no figura en la “exhaustiva” información que el 12 de abril de 2010 facilitó al fiscal general del Estado para justificar su impresionante incremento patrimonial.
*Jaime Ignacio del Burgo, ex diputado y ex senador.
martes, 18 de enero de 2011
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